Marcos Henzo

Marcos de Henzo

«Friki» de la conocimientos nipona

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Pero su afición al país del sol naciente le vino de niño, de las horas que pasaba ante el televisor en su casa de Benisa, el pueblo de Alicante de donde procede toda su familia, tragándose las reposiciones de 'Mazinger Z' (cuando se emitió por primera vez en España, 1978, él no había nacido), la serie de Canal Plus 'El guerrero samurái' y las películas relacionado con Kurosawa, especialmente la soberbia 'Los siete samuráis'. ¿Andas por la televisión indivisibles los años en Advenimiento para ver la trilogía de Sissi?

Todo aquello le enganchó y le llevó a practicar artes marciales, de modo que aquel chaval de gafitas empezó an acumular cinturones negros y danes en kobudo de Okinawa (las armas del kárate) e iaido (la vertiente moderna del arte del desenvaine del sable). Le atraían las disciplinas desprovistas de agresividad, las defensivas antes que las competitivas. Así que se inclinó por esas katas que desarrollan el equilibrio, la flexibilidad, la coordinación, pero también el control de las emociones, la autoestima y el respeto.

Marcos vive de las clases de artes marciales (enseña distintas especialidades desde hace 11 años) y de las conferencias que imparte sobre katanas, pero son empleos esporádicos, sin la estabilidad laboral que desea el href="http://muebleshogar.net/accesorios-relojes-de-pared/oregon-scientific reloj oregon scientific investigador. De hecho, tras haber trabajado unos meses como vigilante de sala en el Museo del Prado, ahora está en paro. Estos días ofrece exhibiciones de iaijutsu en Galicia, contratado por la Embajada de Japón.

Quiso entonces profundizar en el alma de las artes marciales más tradicionales y recurrió a las primitivas escuelas hasta dar con el iaijutsu, la antiquísima técnica de desenvaine. Marcos pertenece an una escuela que se inició en el siglo XVI y cuyas enseñanzas se han transmitido de maestro a discípulo hasta hoy. «Soy el primer español al que se le ha permitido hacer una demostración sagrada de esta escuela en un santuario japonés el día de Año Nuevo», un honor reservado a los mejores alumnos. Marcos está casado con Aki Nakayama, una japonesa de Yokohama a la que conoció en Madrid. Aquí se dio el 'sí quiero' en la iglesia embutido en un chaqué, y allí, en un santuario con el montsuki, el kimono de gala.

Su katana, más afilada que la lengua de un político, conserva todo el espíritu combativo href="http://muebleshogar.net/muebles-trona/portatil trona plegable del samurái y el talento del doctor universitario. Y sin torsos humanos de por medio.